martes, 30 de noviembre de 2021

San Juan de Honestidad

 


Evangelio del Domingo
San Juan de Honestidad
 (Lc 3, 1-6)

“Que los montes se abajen, que los valles se levanten, que lo torcido se enderece. Preparemos los caminos al Señor.” Adviento es tiempo de reformas. De abrir ventanas y que el sol de la mañana y de la tarde ponga luz en tanto orgullo y tanta desidia como hay en nuestra vida. Para todos, adviento ha de ser tiempo de conversión. Mal hacemos cuando escuchando una lectura de la Biblia pensamos lo que los otros han de cambiar. Que no nos pase como aquel que quería quitar una pelusa del ojo de su hermano cuando los suyos estaban medio cerrados.

Es tiempo de revisarnos y preguntar. Sí; de preguntar a la persona que te quiere qué tendrías que cambiar para hacerla más feliz.

A veces nos parecemos a los malos políticos. Prometemos mucho y, a la hora de la verdad, cambiamos poco. Decimos hacerlo todo por las personas que queremos, pero ni les preguntamos ni estamos atentos a sus verdaderas necesidades. Estamos más atentos a quedar bien delante de todos que a vivir siendo honestos y sinceros para con nosotros mismos y para con Dios.

Imagínense por un momento que todos en nuestro pueblo, incluidos los políticos, nos ponemos a trabajar con honestidad y sensatez por el bien común. San Juan se llamaría Aznalfarache de Honestidad, Juan de gracia y verdad.


lunes, 22 de noviembre de 2021

Qué tiemblen las potencias

Evangelio del Domingo
Qué tiemblen las potencias
 (Lc 21, 25-36)

Qué tiemblen las potencias del mundo que buscan solo afianzarse en su poder, sin atender a las necesidades verdaderas de los más pobres. El Señor que viene pronto las confrontará con su fuerza.

Qué tiemblen los que se enriquecen con el tráfico de armas, y de drogas, y hasta de personas, los que ponen en una balanza su beneficio económico y la vida de las personas. El Señor, que viene pronto, los avergonzará con su mirada.

Qué tiemblen los que colaboran para que el comercio y el mercado financiero internacionales sean una burbuja negando vivienda y trabajo a los sencillos. El Señor, que viene pronto, los destronará con su justicia.

Temblemos también nosotros; que con nuestra actitud de egoísmo no buscamos siempre el bien de los más pobres; y con nuestra ceguera e irresponsabilidad entramos en enfrentamientos estériles y en la cultura consumista y de lo políticamente correcto, que corta nuestras raíces y acorta nuestro horizonte personal. El Señor ya llega.

Adviento significa alzar la cabeza para que ver la misericordia y la justicia que vienen; aunque al principio, como quién pasa de las tinieblas a la luz, sintamos dolor por nuestros propios pecados.

 

lunes, 15 de noviembre de 2021

Estar en el mundo

Evangelio del Domingo
Estar en el mundo; no ser mundano
 (Juan 13, 33-37)

Por la encarnación del Hijo de Dios en nuestro mundo, los cristianos estamos llamados a vivir en los distintos ámbitos donde nos movemos con las actitudes de Jesús. Él vino al mundo para sembrar su justicia, su gracia y su perdón, para que reconociéramos la huella de Dios en su creación, y viviéramos de tal manera que nuestro corazón descubriera en lo pasajero el amor eterno del Padre.

Descubrir en lo que pasa el amor eterno del Padre: descubrir el amor del Padre en la infancia de nuestros niños que va pasando dulce e irremisiblemente; descubrir el amor eterno en los amores pasajeros de los adolescentes; descubrir el amor del Padre en al amor de familia, con sus limitaciones y grandezas; descubrir el anhelo de justicia eterna en las luchas concretas, y a veces ambiguas, con las que buscamos un mundo mejor.

Hacer de nuestro mundo un escenario de luchas de poder, de conflictos por ser el primero; un escenario donde quien más puede más disfruta a costa de los débiles; un escenario donde aparentar lo que nos creemos que somos o lo que sabemos que no somos… Todo esto es hacer de nuestro mundo un mundo inmundo. Lejos de la Iglesia y de los cristianos vivir así, mundanamente.

El Gran Poder de Jesucristo en este mundo es su amor en la cruz; acoge tú también ese gran poder en tu debilidad.

 

lunes, 8 de noviembre de 2021

El que no reconoce a los pobres...

 



El que no reconoce a los pobres…

 (Marcos 13, 24-32)

 

El que no reconoce a los pobres acaba por traicionar a Jesucristo.

Hay que hacer muchas consideraciones históricas para poder explicar que la Iglesia haya estado en muchos momentos lejos de los intereses de los pobres. Solo una interpretación profundamente ideologizada de la fe o de la realidad social pudo provocar esa situación.

El ámbito natural de los discípulos de Jesús de Nazaret ha de ser el de nuestro maestro. Las enseñanzas y las exigencias de su seguimiento constantemente nos hablan de la misericordia que tenemos que vivir con los más pobres y cómo debemos abrazar nosotros mismos una pobreza que nos haga libres.

A los que no tenéis afecto y os sentís solos, a los que vivís pendientes de un desahucio o el subempleo os tiene siempre en vilo, a los que sufrís una discapacidad o sois marginados por cualquier causa, a los que la enfermedad os lleva a vivir situaciones difíciles, a los que la cultura dominante os llevó por caminos que os han despersonalizado, a los que estáis lejos de los vuestros, a los que no habéis podido desarrollar todo el potencial humano y creativo que Dios os ha dado…, a todos la comunidad cristiana quiere abrazaros, y que ese abrazo haga retroceder el mal de este mundo para que juntos sembremos las semillas del Reino.

martes, 2 de noviembre de 2021

¿A qué estás dispuesto?

 

Evangelio del Domingo

¿A cuánto estás dispuesto? (Marcos 12, 38-44)


Vivir la relación de amistad con Jesucristo es siempre una aventura, que se sabe cómo empieza, pero no cómo acaba. Quien cree en él sabe que sus palabras son palabras de vida y quiere poner los propios criterios y sentimientos por detrás de lo que el Señor nos dice.

Querer ser discípulo de Cristo y vivir en la ambigüedad de seguir siendo el dueño de la propia vida es iniciar un camino de hipocresía que nos llenará de tristeza. Decir que creo en quien es Perdón, y guardar rencor; decir que creo en quién es Misericordia, y vivir con egoísmo decir que creo en quien es Justicia, y volver la espalda a quien ve pisoteados sus derechos es situarse en la mentira y el vacío.

Cristo a nadie obligó nunca a ser discípulo suyo ni a seguirlo; pero, si hacemos esa elección tenemos que estar dispuesto a acoger todo lo que no pida. Podremos ser débiles y ceder a la tentación; podremos tropezar y caer; pero cuando nos levantemos tenemos que seguir a su lado.

Solo así viviremos la alegría de ver los signos que sigue haciendo entre los más pobres; de escuchar las palabras de ánimo y de sentido con as que sigue alentando a los que sufren; de experimentar que sigue vivo, y que sigue dando vida. Contemplar la acción de su Espíritu en los pobres y sencillos, en los nuestros, será nuestra mayor alegría.