lunes, 28 de febrero de 2022

En el principio, la misericordia

 Evangelio del Domingo

En el principio, la misericordia (Lc 4, 1-13)

A veces comprendemos la fe de manera errónea; y, así, se la transmitimos a los demás. Sucede, por ejemplo, con la Cuaresma. Si nos preguntan qué significa la cuaresma respondemos con lo más exterior y superficial: el ayuno del Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo; el no comer carne todos los viernes; que si es tiempo de sacrificio y oración… Y todo esto es verdad, pero a condición de que vivamos que en el principio de nuestra experiencia de fe y de todo esto está la misericordia.

El pueblo de Israel, antes de recibir los mandamientos de la Ley de Dios, fue liberado por Dios de la esclavitud que estaba sufriendo en Egipto. No fueron primero los mandamientos; lo primero en Dios es siempre su misericordia. También con nosotros primero fueron los cuidados de nuestros padres y sus desvelos; y, mucho después, que nos exigieran hacerles caso. Nada hay en nosotros que no proceda del amor en el que crecimos, aun con las luces y las sombras de esta vida. Así lo ha querido el Padre, y en esa condición creó a las personas.

La cuaresma es solo el deseo de corresponder al amor que nos hizo ser. Por eso cuaresma es hacernos una pregunta y acoger un deseo. El deseo de corresponder con más verdad y autenticidad al amor que Dios nos regala en todo momento; y respondernos a la pregunta de cómo hacerlo. En esto, todo, encuentra su sentido verdadero.


lunes, 21 de febrero de 2022

El humor negro de Jesús

 Evangelio del Domingo

“Humor negro” (Lc 6, 39-45)

Don Cegato le dice a Pocoveo: “Ven que te guíe hasta llegar a la casa.” Dando algunos trompicones y tanteando más que avanzando comienzan a caminar. Pocoveo no se fía y se queja a su amigo: “¿Estás seguro de que vamos bien?, mira que no lo veo nada claro.” Después de algunas vueltas sin rumbo se aproximan peligrosamente a un terraplén cercano. Don Cegato aparentando seguridad pisa fuerte; pero cuando el pie se asienta en vacío se agarra a la chaqueta de su amigo y caen los dos uno encima del otro, con el orgullo más magullado que el cuerpo.

Padres enganchados a los móviles que tienen que procurar que sus hijos no estén todo el día jugando a la “play”. Políticos inmaduros y corruptos predicando sensatez y responsabilidad a la ciudadanía. Sacerdotes sin una experiencia profunda ni de Jesucristo ni de la vida pontificando en todo lo que hablan. Los encargados de formar la opinión pública mirando qué opina la mayoría para no equivocarse en lo que gritan y vocean. La isla de las tentaciones o de los famosos o de “a ver quién es más cínico” marca temas de conversación y maneras de relacionarnos. Quien consiente y defiende la pornografía clama contra los abusos y el maltrato a la mujer…

“Si un ciego guía a otro ciego, no tardarán mucho en caer en un hoyo”. El humor negro de Jesús se queda corto para describir esta sociedad superficial y cruel en la que vivimos.



lunes, 14 de febrero de 2022

El (otro) más allá

 Evangelio del Domingo

“El (otro) más allá” (Lc 6, 27-38)

Cuántas veces tenemos la tentación de reducir el Evangelio a una simple regla de sabiduría para la vida; de olvidarnos que el cristiano es alguien que se ha encontrado en su vida con Cristo, y reducimos nuestra fe a unas ideas, a unas normas, a una ideología. Otras veces reducimos nuestra fe a la sola esperanza en el mundo después de la muerte, y la comprendemos al margen y de espaldas a la historia que fatigosamente caminamos. 

Pero Jesucristo siempre nos invita a ir más allá de nuestras ideas, de nuestros intereses y de nuestras propias costumbres. Más allá de nuestros intereses egoístas revestidos de verborrea psicológica; más allá de lo que dicta la sensatez de los acomodados; más allá de la política que se conforma con la desigualdad y la injusticia, y que pacta con la cultura de la muerte. Cristo está más allá, invitándonos a un perdón sin límites, a una entrega sin límites, a una generosidad “hasta que duela”. Cristo siempre nos invita a ir, con él, más allá.

Si solo perdonas cuando se lo merecen; si solo compartes cuando te fías del que te pide; si solo amas a tus amigos… ¿qué mérito tienes? Escucha lo que nos dice el Señor:  

“Amad a vuestros enemigos; haced el bien y prestad sin esperar nada; sed compasivos; no juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados; dad y se os dará; así tendréis un gran premio y seréis hijos del Altísimo; la medida que uséis, la usarán con vosotros.”


lunes, 7 de febrero de 2022

El lado sufrientemente humano de la vida

 Evangelio del Domingo

El lado sufrientemente humano 

de la vida (Lc 5, 17-26)

La vida es gozo y alegría, es exuberancia y plenitud. Pero nuestra vida tiene primaveras y otoños; veranos e inviernos; momentos para reír y momentos para llorar. Por eso, la Vida es más que sus momentos de placer o de padecer. Solo el amor es Vida.

Cuando no entendemos esto –y nos cuesta la vida entera entenderlo-, tenemos el riesgo de dejar a un lado lo pobre, lo sufriente y lo sacrificado de la vida para adorar a quien nos promete placer, honores o riquezas; y, entonces, todo lo perdemos. Ay de nosotros, cuando a éstos pretendemos y los convertimos en el norte de nuestra vida. 

Cuando nos desprendemos todo eso, que es vano y superficial, podemos vivir felices en la pobreza y con los pobres; felices en el sufrimiento y con los que sufren; felices en debilidad y con los débiles; nuestros vecinos serán importantes porque son nuestros vecinos; lo mismo que somos importantes para nuestros padres, simplemente porque somos sus hijos. Esa es la vida.

Jesucristo mirando a sus discípulos, pescadores y labradores humildes, pobres trabajadores, cada uno con sus limitaciones, pero con la inmensa riqueza de haber sido elegidos, les dice una frase tan enigmática como revolucionaria y trascendente: “Dichosos vosotros los pobres porque vuestro es el Reino de los cielos”.