lunes, 30 de mayo de 2022

Espíritu Ruah

 Evangelio del Domingo

“Espíritu Ruah” (Jn 20, 19-23)


“Espíritu” en hebreo se dice “Ruah”, una fuerza que era fuente de vida y movilizaba a los profetas para que cumplieran la misión que Dios les encomendaba. La “ruah” es el aire que respiramos y nos permite vivir; es símbolo de la presencia del Dios que siempre está con su pueblo.

Sutil como la brisa que refresca y alegra en verano. Invisible como el aire que impulsa los veleros en el mar. Irresistible como la ráfaga que, en otoño, te vuelve el paraguas del revés. Así es el Espíritu de Dios en nuestra vida. Siempre una sutil invitación a tu libertad para que vivas desde el amor. Invisible conjunción de las cosas que hace que sabes qué rumbo has de tomar en la vida. Irresistible poder de Dios ante el que sabes que tu vida depende de acoger con humilde obediencia su voluntad.

“Ruah”, en la gramática hebrea, es una palabra femenina. La “Ruah” tiene esa sabiduría femenina, maternal, de saber antes que nadie lo que te ocurre, lo que estás sintiendo, lo que te conviene de verdad; también, como los varones podéis imaginar, es imposible de descifrar.

Dejarse llevar por el Espíritu de Dios es siempre la mayor aventura de amor y de plenitud que puede vivir una persona, una familia, una comunidad cristiana. El Espíritu romperá tus rutinas y tus expectativas, para compensarte te dará una luz distinta en la mirada, como cuando una brisa limpia la niebla del horizonte.


martes, 24 de mayo de 2022

Empoderados

 Evangelio del Domingo

Revestidos de la fuerza de lo alto 

(Lc 44, 46-53)

Últimamente, en el contexto de las ciencias sociales, se usa una palabra que me parece cacofónica: "empoderamiento". Me suena mal por dos motivos. Las palabras largas, que hay que respirar antes de pronunciarlas, nunca me han gustado. Sin embargo, su sentido es bueno: la adquisición de capacidades e independencia por parte de un grupo social desfavorecido para mejorar su situación; pero hace mención al “poder” sin vincularlo al amor ni al servicio. Y, sinceramente, ni el poder de Dios sería bueno si no nos hubiese mostrado Jesús que, tanto como su poder, el amor de Dios es infinito, y que siempre lo usa al servicio de todas las personas. Así lo hizo Él que es el Hijo de Dios.

El Espíritu Santo nos reviste de la fuerza de lo alto y nos capacita para vivir en paz los problemas más difíciles, para no dejarnos vencer por el desaliento y el conformismo, para buscar con creatividad solución a los problemas de los pobres, y para extender siempre la alegría del Evangelio. 

Cada día tenemos que pedir que el Señor nos envíe su Espíritu, que revista nuestra debilidad con su fuerza. “Yo solo le pido al Señor que me dé fuerzas para criar a mis hijos”, me decía una joven ante los problemas que tenía. Esa es la fuerza que queremos pedirle y que el Espíritu Santo quiere darnos.


lunes, 16 de mayo de 2022

Guardianes de la Palabra

 Evangelio del Domingo

Guardianes de la Palabra (Jn 14, 23-29)

Entre las noticias falsas, los bulos y la manipulación del lenguaje vivimos en una sociedad donde la mentira provoca división y enfrentamiento, adormece conciencias y oculta realidades incómodas.

“El que me ama guardará mi Palabra”. Guardar su Palabra no es meramente recordarla en la memoria; ni solo intentar vivirla personalmente. Guardar su Palabra es acoger su voz, que resuena silente, ante el pecado que deshumaniza y en la esperanza que ilumina. 

El mismo día que un muchacho, alienado de racismo, mata a 10 personas negras en un supermercado de Estados Unidos, se recoge una patera donde habían muerto 11 personas que buscaban realizar sus sueños en Europa. 300 jóvenes se suicidaron en España en el pasado 2020: participamos de una cultura que desarraiga y va dejando sin base espiritual la vida. Durante la pandemia ha crecido el reconocimiento a los profesionales sanitarios y a la importancia de la familia; es en los momentos difíciles cuando apreciamos lo importante...

Dejarnos manipular por la mentira o volver la mirada para no dejarnos “arrostrar” por la verdad que incomoda le pone sordina a la Palabra que sigue hablándonos en su Espíritu. Como cristianos estamos llamados a guardar su palabra sin dejar de pronunciarla, abiertos a su voz que resuena en lo concreto de nuestra vida.


lunes, 9 de mayo de 2022

Lúcida soñadora: la Fe

 Evangelio del Domingo

Lúcida soñadora: la Fe (Jn 13, 31-35)

¿Cómo se le pudo ocurrir al Señor pedirnos que nos amáramos unos a otros como Él nos amó? El mandamiento de la Nueva Alianza señala el imposible de los imposibles. A nosotros que somos egoístas y orgullosos, nos pide que amemos con generosidad y humildad; si hasta haciendo algo bueno nos llenamos de un orgullo sutil y dañino. A nosotros que somos cobardes y calculadores, nos pide que amemos hasta entregar la vida, sin pasar factura... Realmente el Señor soñó con una utopía.

Pero eso es la fe: soñar lúcidamente con un mundo nuevo, con una tierra nueva y un cielo nuevo; soñar con que quienes se mueven serpenteando, se asienten en sus dos pies y caminen decididamente hacia el Reino.

La fe es esa lúcida soñadora que pone en nuestro corazón la única meta que puede llenarlo totalmente. Nos equivocaremos, tropezaremos mil veces en la misma piedra, pecaremos, pero nada debe impedir que tengamos nuestra mirada puesta en el horizonte de la gloria del amor de Dios. Hasta el pecador más recalcitrante puede decir con humildad: “Señor, Tú eres clemente y misericordioso”. Los más pobres y los que más sufren son los que con más ahínco buscan que el Señor todo lo haga nuevo, y se acaben las lágrimas, el luto y el dolor.

No hay fe verdadera si nuestro pecho no se llena de anhelos de una justicia y un amor sin límites.


lunes, 2 de mayo de 2022

Seguridad en la fe

 Evangelio del Domingo

Seguridad en la fe (Jn 10, 27-30)

Pocas cosas puede haber peor que vivir con miedo. Cuando alguna persona me comparte que vive con miedo, entiendo que pasa por un profundo e intenso sufrimiento. Intento tranquilizarla y objetivar su situación, incluso con alguna pequeña broma, pero la comprendo.

La fe en Cristo tiene la virtualidad de darnos seguridad y confianza. Ninguna situación puede alejarnos de Jesucristo. Quien vive de la fe, en toda circunstancia se sabe arropado y protegido por El Señor, el buen pastor. Quizás por eso el salmo más querido por muchos creyentes es: “El Señor es mi pastor, nada me falta; por verdes praderas me hace recostar y repara mis fuerzas...”

La presencia íntima, cercana, sensible de Cristo en nosotros es un don cotidiano que nunca agradeceremos lo suficiente. Esa conciencia de estar entre sus manos no nos evita los problemas, pero nos hace afrontar las dificultades de nuestra vida con serenidad en el corazón y una sonrisa en los labios, incluso en los momentos más duros. Sabemos que quien pasó por la cruz nos arropa y nos acoge. Sabemos que quien fue enviado por el Padre a anunciar su amor a los hombres, también nos envía a nosotros a hacer de nuestra vida semilla de su amor.

“Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo. Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término.”