lunes, 28 de noviembre de 2022

Brotará un renuevo

Evangelio del Domingo

Brotará un renuevo (Is 11,1-10)

Casi de manera natural la venida de un niño a una casa, junto con las preocupaciones y los miedos –sobre todo de la madre-, siempre se vive con esperanza y con alegría. Dios quiso que la vida se afirmara a sí misma, y una nueva vida es renovación de la esperanza.

Hasta del tocón viejo y aparentemente muerto de la dinastía de Jesé, padre del rey David, va a brotar un vástago, un renuevo que permite soñar con un rey justo, con prosperidad para el pobre, con una vida en paz. Así llamarán a Jesús: “hijo de David”. También en el tocón de nuestra iglesia, débil y, en muchos lugares, aparentemente muerta, pugnan por brotar yemas de vida nueva en el Espíritu. ¡Qué grande es Dios y qué poder tiene la fe!

Esta es nuestra esperanza: Dios siempre busca maneras de hacer que el anhelo de paz y de justicia, que la comunión profunda y la apertura al misterio de su amor, se renueve en su pueblo. Preparemos el camino al Salvador, enderecemos lo torcido y allanemos lo abrupto, para que cuando llegue a nuestras vidas nos encuentre dispuestos a colaborar con él. Que desgracia sería que el Señor viniera a nuestros y no lo pudiéramos reconocer obcecados en el orgullo o la avaricia, cegados por la superficialidad y la corrupción. Preparémonos, porque es seguro que viene con el fuego de su Espíritu a darnos vida nueva.

Esperanza es nombre del Adviento. 


lunes, 21 de noviembre de 2022

De las espadas forjarán arados

Evangelio del Domingo

De las espadas forjaran arados (Is 2,1-5)

El signo y la consecuencia más clara del pecado es la violencia. Violencia verbal, violencia física, violencia como cancelación o indiferencia. A la violencia conducen nuestros rencores y nuestros orgullos, nuestra vanidad y nuestra avaricia, nuestra falta de templanza y de autocontrol. Por eso uno de los signos del tiempo nuevo del Mesías es la ausencia de violencia; así dice Isaías: “De las espadas forjarán arados, de las lanzas podaderas, ya no se adiestrarán para la guerra”.

La guerra es la multiplicación exponencial de todo mal y la exteriorización de todo pecado. Pero la guerra se fragua en el corazón y en la mente de las personas. En unas por su afán de poder, en otras por dejarse contagiar con el virus del odio ante el distinto. Antes de que el gobierno ruso bombardeara Kiev, la mayoría de la población rusa llamaba “nazis” a los ucranianos y a su gobierno. Sin demonizar al otro no eres capaz de matarlo o justificar su asesinato. Por eso, desconfía de quien te presente la vida o la historia con trazos maniqueos, como una historia de buenos y malos.

Desconfía también de ti mismo cuando en vez de mirar al otro (a tu familiar, a tu compañero de trabajo, a tu vecino...) con ojos de acogida, lo miras como un rival o un enemigo, y lo reduces a aquello que te limita. Lo verás como un obstáculo a eliminar, no como un hermano con el que compartir. Acoger al distinto es sembrar semillas de paz, preparar la venida del Mesías.


lunes, 14 de noviembre de 2022

Venga tu Reino

Evangelio del Domingo

¡Venga a nosotros tu Reino!

Cuando los judíos hablaban del Reino de Dios, casi todos entendían que estaba por llegar el Mesías, un guerrero valiente y justo, más incluso que el rey David; y que los iba a salvar de los romanos y los explotadores, y los iba a hacer vivir en la paz y en la prosperidad... Algunos cristianos piensan que el Reino de los Cielos se dará después de esta vida; y en él seremos juzgados, unos para condenarse por sus pecados y otros para salvarse por sus méritos y virtudes...

Pero Jesucristo nos dice bien claro en el Evangelio que el Reino de los Cielos es como la levadura que una mujer pone en una cuartilla de harina, y que poco a poco va fermentando toda la masa (Lc 13,21). Y también nos dice que el Reino no llegará de manera espectacular (Lc 17,20). Lo que muestra que Jesús es el rey de todos los reyes, y el señor de todos los señores es su perdón en la cruz, y su entrega por amor a nosotros y para redimir a la humanidad entera. El Reino del amor vendrá con amor; el Reino de la paz vendrá con paz; el Reino de la justicia vendrá cuando todos los que escuchamos su voz acojamos la voluntad del Padre.

Venga tu Reino, en lo cotidiano y en lo pequeño; en el seno de nuestras familias y en el pueblo que mira por los más frágiles. Venga a nosotros tu Reino. No queremos ser nosotros los señores, sino siervos tuyos, Señor.  Llegará el día en el que toda lágrima sea enjugada y toda injusticia resarcida. En el poder de tu amor confiamos.


lunes, 7 de noviembre de 2022

Jesucristo se hizo pobre

Evangelio del Domingo

Jesucristo se hizo pobre (2 Cor 8,9)

“Ni un cabello de vuestra cabeza perecerá”, les dice Jesús a los discípulos preparándolos para la persecución y para darles esperanza en los momentos de dificultad. Tendremos dificultades y problemas, pero tenemos la certeza absoluta de que el Señor hará llegar nuestra vida a buen puerto. Él se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza. Este es el lema de la jornada de los pobres que celebramos el próximo domingo.

Se empobreció haciéndose hombre, sin aferrarse a su categoría de Dios, para hacerse entrañable y cercano; se empobreció haciéndose trabajador manual sin hacer carrera entre los sabios y entendidos de su tiempo; se empobreció aceptando ser signo de contradicción, y poner su vida en el candelero de los juicios de unos y de otros; se empobreció al someterse a la pasión y la cruz, pobreza radical y absoluta; siguió empobreciéndose al entregarnos su cuerpo y su sangre en la eucaristía. Cada escalón que el Señor desciende en la pobreza es una riqueza para todos nosotros. No hay riqueza mayor que compartir la plenitud de su vida y vivir siempre en comunión con Él.

La pobreza de Jesús contrasta con el orgullo y el afán consumista de nuestra sociedad. La riqueza, injusta e insolidaria, depredadora de la armonía de la naturaleza y que amenaza con destruirnos, es causa del empobrecimiento inhumano de los más débiles. Hagamos nuestras las causas de los pobres, para desde ellos hacer de nuestro mundo el hogar de los hijos de Dios.