lunes, 27 de septiembre de 2021

No es un mero acuerdo

 

Evangelio del Domingo

No es un mero acuerdo (Marcos 10,2-12)

Comunión y procreación son los dos grandes dones que Dios quiso dar a la unión de amor entre un hombre y una mujer, al matrimonio.

Comunión íntima, en pie de igualdad, mutuamente sometida y entregada; en la que la mujer hace hombre a su marido, y el hombre hace mujer a su esposa. Una comunión de amor, que por que ser don de Dios, tiene siempre vocación de eternidad. Ni acuerdo de intereses, ni derecho a reivindicar: el matrimonio es un don.

Procreación, que no mera reproducción, porque el hombre y la mujer al concebir un hijo se abren al misterio de la Creación del mismo Dios. Un misterio que los desborda, y que los compromete de por vida a una entrega de servicio gratuito y sacrificado en la que encuentran un sentido antes inimaginable.

Que el matrimonio sea un contrato entre iguales, es sólo una pequeñísima parte del misterio de amor que refleja el amor mismo de Dios. La paternidad y la maternidad son continua sorpresa que se acoge en la entrega a quien, en cuanto puede, se va de nuestras manos para vivir, él mismo, el don que Dios le da.

¡Qué hermoso y difícil es el camino de este don!

martes, 21 de septiembre de 2021

El vicio de condescender.

 

Evangelio del Domingo

El vicio de condescender (Marcos 9,38-48)

La condescendencia puede ser también un vicio, porque impide el crecimiento y el desarrollo pleno de las personas y las comunidades.

Con los niños lo tenemos más claro; criar a un niño con excesivos caprichos puede perjudicarlo mucho; un niño mimado siempre es infeliz, siempre está insatisfecho, ningún reto que exija esfuerzo quiere afrontar; y, así, permanece siempre en la dependencia y en la inmadurez. Pero algunas veces somos condescendientes con quienes queremos, o queremos que los demás sean condescendientes con nosotros mismos.

Necesitamos que nos acojan con cariño, que nos quieran incondicionalmente, pero también necesitamos que nos digan que no somos perfectos, en qué tenemos que avanzar y crecer. “El que no avanza, retrocede” que dice el refrán castellano. Jesús, por su parte, nunca fue condescendiente con sus discípulos. Acogió a todos, a todos quiso con amor entrañable; pero de todos esperaba que amaran y se entregaran con todo el corazón. “Si tu mano te hace caer córtatela”.

El egoísmo, la avaricia, la pereza, la idolatría del dinero: córtatela y tírala, que solo Dios sea tu Señor.

lunes, 13 de septiembre de 2021

Crisis de ciudadanía

 

Evangelio del Domingo

Crisis de ciudadanía (Marcos 9,30-37)

Vivimos una profunda crisis de ciudadanía. Una sociedad democrática necesita una estructura institucional adecuada, pero la más perfecta de las Constituciones sin una ciudadanía informada y consciente, sin unos líderes honrados y capaces, acabará en la autodestrucción. Ni nosotros, por lo común, somos esos ciudadanos, ni a nuestros líderes les adornan esas virtudes. No estamos bien, pero podemos ir a peor; la polarización política y el poder de los partidos ha de encontrar enfrente la sensatez y el sentido de realidad de muchos.

Por ello necesitamos cristianos que asuman la tarea de ocuparse por los asuntos de todos: resolver los problemas de la falta de trabajo, las carencias de la sanidad y la educación, el cuidado del medio ambiente. Cristianos que busquen, no ser servidos, sino servir; personas que lleguen a un puesto de responsabilidad con experiencia de vida, conscientes de que han de estar atentos a lo que necesita su pueblo y a las oportunidades que se pueden ir abriendo.

De un millón de quejas y críticas desesperanzadas nada sale. Cada uno hemos de encontrar la tarea y el servicio al que Dios nos llama.

lunes, 6 de septiembre de 2021

Mirada de conjunto

 

Evangelio del Domingo

Mirada de conjunto (Marcos 8,27-35)

Se suele olvidar el viejo de que fue joven y el joven de que un día llegará a viejo; es ley de vida. Pero cuando los niños, los jóvenes, y los mayores compartíamos una misma casa –grande, con patio, lleno de macetas verdes y floridas-, la vida de cada día nos lo recordaba. Hoy nuestro mundo se reduce a  la pantalla del móvil o de la tablet que tengamos.

Así condenamos a los viejos a morir solos en residencias (de las que seguimos sin tener ni siquiera una ley estatal), y a los jóvenes a ser eternos adolescentes por la falta de un trabajo decente con el que realizar su propia vida.

Jesús sabía y era consciente ya en Galilea –donde los milagros y su palabra esperanzadora levantaba la admiración del pueblo-, de que su vida iba a pasar por el Huerto de los Olivos y por el Gólgota. Toda su vida la puso en manos del Padre. En Él, nosotros, en los momentos de plenitud, acogemos a los más débiles; en Él, en los de debilidad, nos sabemos acogidos por su presencia. Haz, Señor que, mirando a nuestros hermanos, reconozcamos quiénes somos y cuál es la llamada que nos haces.