lunes, 31 de octubre de 2022

Día de los difuntos

 Evangelio del Domingo

Día de los difuntos (Juan, 14, 1-6)


Volver a nuestras raíces siempre nos da seguridad y serenidad. En el fondo de nuestra alma siempre somos aquel niño que jugaba a la puerta de su casa, y que acogía agradecido la mirada atenta de la madre, el padre o los abuelos. Ese recuerdo del pasado nos da perspectiva para mirar con verdad nuestra propia vida. La alegría y las bromas, la ternura y la condescendencia, la capacidad de sacrificio por nosotros y de exigir que nos superáramos constantemente son los rasgos que, ahora, más valoramos de los nuestros que ya han partido.

También da perspectiva a nuestra vida el saber que ahora están viviendo en plenitud el amor que en esta tierra fueron capaces de amasar. Los que creemos en un Dios Padre de Bondad sabemos que El no abandona a ninguno de sus hijos, sino que después de la muerte los acoge y los lleva a su seno; acogiendo las personas que eran, pero transformadas al colmarlas de su amor. Recordarlos es rezar al Padre para que los siga colmando con su gracia.

En el día de los difuntos, por un lado, recordamos las raíces del árbol de nuestra vida y, por otro, ponemos la mirada en lo alto del cielo, que es hacia donde tienden nuestras ramas. Con esa perspectiva nuestro presente tiene importancia, claro; pero en tanto amasa el pan del amor que damos a los que queremos, y en tanto ensancha nuestro corazón, libre de orgullos y de egos, para acoger el amor del Padre. Es día de recuerdo agradecido y de esperanza que serena.



martes, 25 de octubre de 2022

La ley de la gradualidad

Evangelio del Domingo

La ley de la gradualidad (Lucas 19, 1-10)


El papa Francisco tiene que soportar la crítica abierta de sectores más o menos inmovilistas de la iglesia porque en la exhortación apostólica Amoris laetitia ha abierto la puerta a que, desde un discernimiento eclesial sereno y bajo condiciones concretas, los casados por la iglesia, divorciados y vueltos a casar puedan recibir la comunión. A algunos les parece que cualquier excepción en la ley anula la ley entera.

Las leyes morales que la Iglesia propone como camino para la vida tienen la importante misión de ir haciéndonos “dignos de la vocación” (2Tes) a la que hemos sido llamados. Vivir fieles a la vocación que Dios nos hace vivir en plenitud personal. Pero, la vida de todos está llena de pecado y de debilidad; cada uno puede dar testimonio de esto de muchas formas. Por eso es tan gratificante escuchar lo que nos dice la primera lectura del próximo domingo, que el Señor corrige poco a poco a los que caen para que apartándose del mal crean en El. 

El señor siempre nos acoge tal y como llegamos a él. Ya seamos hijo pródigo o mujer adúltera, Pedro o Judas... siempre nos acoge como amigos. Quiere entrar en nuestra casa, como en la de Zaqueo para impulsar nuestra conversión. También a nosotros, porque somos pecadores, nos dice: “date prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa”. Bájate de tu higuera, reconoce tu pecado, en la medida de tus posibilidades vive realmente conforme al amor, y nunca te alejes de Jesucristo.


lunes, 17 de octubre de 2022

Siembra pobreza

Evangelio del domingo

Siembra pobreza (Lucas 18,9-14).

Siembra pobreza que recogerás verdadera riqueza. Es una ley de nuestra vida. El labrador siembra un pequeño grano de trigo, sin la certeza de que la lluvia llegará a tiempo para hacerlo germinar. Pero aquella siembra de unas cuantas espuertas de grano da una cosecha que permite tener pan a todo un pueblo. Siembra tú también pobreza en tu corazón y en tu vida. 

Siembra la pobreza y la humildad del arrepentimiento en el daño que has hecho y en las faltas de coherencia que has vivido, y recogerás una cosecha grande de paz interior, de crecimiento personal. El perdón de Dios hace el milagro.

Siembra en tu vida la pobreza del esfuerzo por desarrollar tus capacidades, la pobreza del trabajo cotidiano por llevar adelante tus proyectos; y recogerás la cosecha abundante de ser una persona de la que se fían los demás, una persona que se tiene en cuenta para hacer el bien. Dios bendice a los que son fieles a su voluntad.

Acoge en tu vida la pobreza del menosprecio injusto, de las críticas infundadas, de la persecución –una siembra amarga-; pero recibirás a cambio un amor purificado y limpio, cribado de odios y de recelos, adornado con la confianza y la presencia de Dios.


Pesebre, Calvario, Eucaristía: Cristo nos enriquece con su pobreza; qué al acoger la sencillez y la pobreza, él nos enriquezca con su amor.


lunes, 10 de octubre de 2022

Imagen de la fe

Evangelio del Domingo

Imagen de fe (Lucas 18, 1-8)


Muchas imágenes podía haber escogido Jesús para mostrar a sus discípulos la actitud de fe. Podía haber hablado de quien iba al templo a rezar cada día; o de quien escuchaba las Escrituras con actitud humilde; o de quien daba limosna a un pobre. Pero escoge una imagen de la fe verdadera, por decirlo así, no muy religiosa.

Jesús compara la actitud de fe con de una mujer, que habiéndose quedado viuda, reclama persistentemente al juez lo que le corresponde en justicia, para poder sacar adelante a sus hijos. Aquella mujer, desde la herida de la soledad y el recuerdo del amor ausente, pedía lo justo y necesario para que sus hijos tuvieran vida. No sabía el juez lo que es una madre cuando se negaba a atender su petición, pensando que pronto iba a dejarlo en paz. 

Así ha de ser nuestra oración por las familias que viven la violencia estructural del paro, o de los contratos precarios, o de unos sueldos que condenan a la pobreza. Así ha de ser nuestra oración por los niños y adolescentes expuestos a la adicción de la pornografía y a la vaciedad de una vida consumista, en peligro de cualquier radicalismo que quiera captarlos. Así ha de ser nuestra oración por los ancianos y los enfermos, que tienen más facilidades en acogerse a la ayuda al suicidio que a una atención adecuada a sus necesidades.

La oración, cuando es como la de una madre, siempre lleva a buscar caminos de ayuda concreta a quien sufre.


martes, 4 de octubre de 2022

Después de la crisis

Evangelio del Domingo

Después de la crisis (Lucas 17, 11-19)

En época de crisis aumenta nuestro fervor religioso. Cuando nada parece que puede ayudarnos, nos acogemos con fe a la presencia siempre firme y misericordiosa de Dios Padre. Pero ¿y después de la crisis qué? ¿Volvemos a nuestra situación de lejanía de lo religioso? ¿Volvemos a vivir con actitudes contrarias a la fe en Jesucristo?

El evangelio de este domingo nos presenta a 10 leprosos que iban en grupo por uno de aquellos caminos cercanos a Jerusalén. Iban en grupo para conseguir la ayuda unos de otros, ya que a otras personas no podían ni acercarse. Ven de lejos a Jesús; han escuchado que hacía milagros; y le gritan desesperados: “Jesús, maestro, ten piedad de nosotros”. Jesús los manda a presentarse a los sacerdotes del templo de Jerusalén; ellos le obedecen y todos quedan limpios. Pero solo uno de ellos vuelve hacia Jesús, se postra ante él y da gloria a Dios.

Ante esto, Jesús dice unas palabras enigmáticas: “¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero? Levántate, vete; tu fe te ha salvado”. 

¿Qué significa esta salvación, que es más que la curación de la lepra? ¿Por qué la actitud de glorificar a Dios, signo de una fe distinta a la fe en el milagro, es la que lo salva?  Aquel leproso volvió a su casa, pero recordaría siempre el rostro de aquel ante quien se postró a sus pies; buscaría saber de él, de sus enseñanzas y de toda su vida.