Evangelio del domingo 15 de septiembre del 2019
Campo a través (Lucas 15,1-32)
No, no era senderismo, era ir campo a
través; por los sembrados, por los olivares, orientándonos por la intuición de
que tras la loma que remontábamos íbamos a encontrar un camino, o que al
culminarla veríamos la torre de la iglesia… Más de una regañina nos ganamos por
llegar tarde, sucios y con las piernas arañadas de los matojos que no pudimos,
o no quisimos, esquivar: era tiempo de aventura; aventura con pantalones
cortos, que es la que más se saborea.
El buen pastor que –sin atender a
matemáticas—deja 99 ovejas en el desierto para ir en busca de la que se le
había perdido, no caminaba senderos, iba campo a través. Subiendo lomas, bajando cerros, sorteando
setos, cruzando cauces secos de torrenteras, mirando y mirando, aguzando el
oído, hasta encontrar la que había perdido.
Páramos de superficialidad y tedio
cobarde; valles de frondosos arbustos, todos con frutas ácidas, las de la
pornografía, las del consumismo, las de la televisión basura o carroñera;
desfiladeros de adicciones químicas o telemáticas que anulan la voluntad;
roquedales de egoísmo y xenofobia, de intolerancia y rechazo al diferente;
zarzas de sentimientos obsesivos en las que dar un paso significa enredarte más
y herirte con la desesperación por liberarte; pozos profundos en los que te
metieron el desprecio y la injusticia de los demás, hipotecas abusivas, salario
de explotación…. Estos son los pasos del buen pastor que te busca.
No sólo en el Sagrario o en la Biblia
puedes encontrar al Señor, siguiendo los pasos del Buen Pastor, acercándote a
tu hermano que sufre.