Domingo 24 de junio
“Preparar el camino” (Lc 1,5-17).
La misión de Juan el Bautista fue la de preparar el camino al Señor, así lo reconoce él mismo en el evangelio. Quizás sea esa la misión de cada uno de nosotros: “Preparar el camino para que los demás puedan abrirse a la salvación que el Señor trae a sus vidas.”
Ya quisiéramos algunas veces ser palomas que vuelen al corazón de quién queremos para que abandonen las actitudes con las que se destruyen y hacen daño, pero no está en nuestro poder. Abrir las puertas al Señor de la verdad dejando a un lado las ideologías que enfrentan y laminan la fraternidad está, solo, en la voluntad de la persona y en el amor de Dios. Acoger la bondad de la Creación y los gestos de amor de los demás para que nuestro corazón siga los latidos de la Vida, solo está a disposición de uno mismo. Reconocer nuestras debilidades y nuestros pecados, abrazar nuestra impotencia para dejar que Dios se haga fuerte en nuestra debilidad, solo lo puede hacer cada uno.
Pero sí podemos ser “Juan el Bautista”. Con nuestro testimonio humilde y valiente, con nuestras palabras sencillas y significativas, con nuestra denuncia de lo que deshumaniza y nuestros gestos de acogida incondicional podremos preparar el camino para que quién está cerrado al amor de Dios encuentre motivos para preguntarse si podrá ser que este mundo tenga sentido y que el ansia de luz que tiene en su corazón tenga respuesta.
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