lunes, 14 de octubre de 2024

Dar la vida

Domingo 20 de octubre

Dar la vida (Marcos 10, 35-45)


Podría parecer que esta expresión “dar la vida” tiene dos significados distintos. Uno sería “engendrar una vida nueva”, como los padres que han dado vida a su hijo; otro sería “entregar la propia vida”, como el militar que pierde la vida en una misión por el bien de su país. Una cosa es “engendrar” y otra “entregar”, pero mirado con detenimiento no está tan lejos una de la otra.

Cuando queremos dar vida, tenemos que estar dispuestos a entregar la vida. Lo saben bien los padres. Dar vida a los hijos no es solo engendrarlos, sino vivir la experiencia cotidiana y profunda de darles su vida hasta quedarse sin ella, para recuperarla más bella y hermosa, nueva y fecunda. Lo saben bien los consagrados y los misioneros, que renuncian a su familia, a sus amigos..., entregan toda su vida para dar vida a los más pobres de la tierra, y una vida eterna, ya que le entregan lo más preciado, a Jesucristo mismo. Lo sabe todo aquel que busque vivir en profundidad; la vida verdadera requiere renuncias y sacrificios. De ningún comodón se escribió nunca nada; siempre la vida cómoda acaba dejando vacío el corazón.

Jesús, como en todo, también vivió esto hasta lo más profundo. Por eso decía: “El Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos.” Cada uno de nosotros hemos de preguntarnos a qué servicio y a qué entrega estamos llamados en nuestra vida.


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