Evangelio del 19 de abril del 2020
Muchos otros signos (Juan
20, 19-31)
La primera frase del evangelio de San Marcos dice:
“Comienzo de la Buena Noticia de Jesús, Hijo de Dios”. Y algunos biblistas
apuntan que no es la primera frase sino el título de todo el relato evangélico,
porque la vida, la predicación y los signos de Jesús durante su vida pública
fueron solo el comienzo de su Evangelio. Jesús continúa hablando, ahora al
corazón de las personas, y continúa realizando signos de liberación y
misericordia, ahora de una manera distinta, desde la fe y el compromiso de sus
seguidores. Algo así podemos ver también en el evangelio del próximo domingo,
que es de san Juan: “muchos otros signos realizó el Señor a la vista de sus
discípulos”; y muchos signos sigue realizando el Señor en nuestra vida.
Pero nos puede pasar como al apóstol Tomás, que tan
traspasado se sintió por el sufrimiento y la cruz del Señor, que dejó de
esperar en Él y se alejó del grupo de los creyentes, y no estuvo en la
experiencia de la vida plena que Jesús les comunicó cuando partían el pan, el
primer día de la semana. Nos puede pasar también a nosotros que hayamos dejado
de esperar la novedad del Señor y su Vida pase a nuestro lado sin que nos
ilumine.
Cristo viene a nuestra vida en las llagas de la
humanidad herida. ¡Tantas heridas psíquicas, económicas y sociales tenemos unos
y otros! Cristo viene, paradójicamente a la vez, entregándonos su paz: “La paz
con vosotros”; y enviándonos a su misma misión: “Como el Padre me ha enviado,
así también os envío yo”. La luz de su resurrección nos llena de paz, nos hace
acoger nuestras heridas y la de los hermanos con misericordia, y nos hace
descubrir cómo vivir siendo amigos y discípulos suyos. Esta es su vida nueva.
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