Evangelio del domingo 24 de enero de
2021
Fraternidad “versus” polarización (Juan 1,14-20)
Una de las características que más llama la
atención del grupo que se fue formando alrededor de Jesús por su predicación es
la de las diferencias entre ellos había. Juan y Santiago están dispuestos a que
“llueva fuego del cielo” sobre una aldea que no los recibe por ser judíos;
Mateo era recaudador de impuestos y, por eso despreciado por muchos judíos;
Nicodemo, pertenecía al Sanedrín; Pedro un simple pescador; Susana, mujer de un
cargo político importante; etc. Hombres y mujeres; algunos con cierta posición
social, la mayoría pescadores y jornaleros pobres. En una sociedad tan
polarizada como la de aquel tiempo esto mismo era un signo de la fraternidad
que Jesús predicaba.
También hoy vivimos
momentos de polarización social y política; incluso, de criminalización del
adversario. Los de las otras opciones políticas son rechazados visceralmente. Una
sociedad polarizada y enfrentada, que trata de fascista o de delincuente a la otra
mitad de su población va derecha a la ruina.
Es verdad que cada persona
ha de ver cómo hacer concreta la misericordia y la justicia, la ayuda verdadera
al pobre y la verdadera libertad de todos; pero los cristianos tenemos como
referencia siempre a Jesús, que acogía como hermanos a justos y pecadores, a
fariseos y a paganos. En la comunidad cristianas hemos de dejarnos guiar,
todos, por el evangelio de Jesucristo.
No se trata de
proponer irenismos de salón. Nuestro “centro” tiene que ser el bien común, el
desarrollo de la vida de todos, especialmente de los más pobres, el hacer
posible que todos escuchemos la voz de Dios en nuestra vida que nos llama a
vivir en plenitud de amor.
No dejes que en tu
vida crezca la planta del odio. El odio es ciego y nos hace perder cualquier
tipo de razón.
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