Evangelio del domingo 27 de diciembre
de 2020
Corazón de padre. (Lucas 2,22-40)
El 8 de diciembre, el
Papa Francisco nos ha dirigido una carta en la que nos anima a poner nuestra
vida, en este año que va a comenzar, bajo su ejemplo y protección. La carta se
llama “Corazón de padre”. En tiempos tan duros y difíciles como los que hemos
pasado, y tendrán que venir, es bueno contar con la cercanía de la figura
fuerte y entrañable del padre.
Cuidando en silencio,
siempre en la sombra, como tantas personas en este tiempo de pandemia han
estado cuidando y protegiendo la vida. Atento a los peligros que puedan acechar
al Niño, San José nos recuerda que todos los que están aparentemente ocultos
o en “segunda línea” tienen un protagonismo sin igual en la historia de la
salvación.
Hombre que tuvo que
renunciar a sus planes de crear su propia familia para acoger la familia que
Dios le había encomendado. El también se enfrentó con su propia debilidad y el
Padre se la hizo ver con ternura. El maligno aprovecha nuestra debilidad para acusarnos
y condenarnos, pero el Espíritu la saca a la luz con ternura. La ternura es
el mejor modo para tocar lo que es frágil en nosotros. La ternura del padre
nos afianza en la vida.
José fue padre en la
acogida, incluso cuando podía sospechar lo peor; en este mundo donde la
violencia psicológica, verbal y física sobre la mujer es patente, José se
presenta como figura de varón respetuoso, delicado que, aun no teniendo toda la
información, se decide por la fama, dignidad y vida de María.
Ocurren hechos en
nuestra vida cuyo significado no entendemos. Nuestra primera reacción es a
menudo de decepción y rebelión. José deja de lado sus razonamientos para acoger,
y se reconcilia con su propia historia.
Os invito a leer esta
preciosa carta como regalo de navidad del propio Papa Francisco.
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