jueves, 25 de abril de 2024

Juego de humildades

Domingo 28 de abril

Juego de humildades (Juan 10,1-8)


En el evangelio de Juan, Jesús se describe a sí mismo con algunas metáforas sorprendentes. “Yo soy la puerta”, “yo soy la vid”; metáforas que nos invitan a pensar. La puerta tiene la función de dejar entrar. Si uno no quiere que nadie entre en un lugar, no le pone puertas, le pone un muro; una puerta cerrada es la continuación del muro en el que está. Pero ¿qué es la puerta?: un hueco, un vacío, una parte en la que no hay nada; y, por esa nada, podemos pasar.

Jesucristo se hizo así, se anonadó a sí mismo para convertirse en puerta para que por él lleguemos a la vida. Somos tan importantes para él que por nosotros entregó su vida. El orgullo siempre dice: “yo hago”, “yo valgo”, “yo siento”, “yo pienso”. La humildad pregunta, guarda silencio y deja espacio para que el otro crezca.

Otra de esas metáforas de Jesús es: “Yo soy la vid, vosotros los sarmientos”. Y en esta nos pide humildad a nosotros, nos pide dejarnos hacer. El sarmiento es cauce por el que la vid produce sus frutos; y, cuando lo hace, ya muere. Como el mismo Jesucristo estamos llamados a ser cauces de una vida que no es nuestra; a no retener el amor sino a acogerlo para entregarlo; a no imponer nuestros pensamientos, sino a hacer pensar; a abrir caminos para que los otros sean protagonistas de su propio destino. 

La vida es un juego de humildades que se alientan unas a otras en el hálito del Espíritu.


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